domingo, 24 de febrero de 2008

Los Mitos de Chtulhu

Siendo adolescente leí por primera vez “El que acecha en el umbral” de H.P. Lovecraft y August Derleth. Estos dos escritores norteamericanos, el último discípulo y seguidor del primero, me estremecieron con el “horror cósmico” de sus novelas. Continué con “Los mitos de Cthulhu” donde aparecían los dioses amorales de Lovecraft (dioses primigenios) y que continuaron con los dioses arquetípicos de Derleth que incorporaban un factor moral.

Los cuentos de Lovecraft expresan la soledad y la pequeñez de lo humano en un universo infinito y amoral, azaroso y hostil, carente de significado y angustiosamente ajeno a nuestras preocupaciones y cavilaciones. El miedo ya no lo provoca el morboso encuentro con cadáveres o espíritus, sino la conciencia de nuestra situación en el mundo."

Puede considerarse a "Los Mitos de Cthulhu" como un trabajo colectivo que fue creciendo con las aportaciones del llamado Círculo de Lovecraft, un grupo de escritores formado por el propio Lovecraft, Clark Ashton Smith, Robert E. Howard, Robert Bloch, August Derleth, Frank Belknap Long, Henry Kuttner, E. Hoffman Price y otros. También fueron incluidos aportes provenientes de escritores anteriores como Ambrose Bierce, Algernon Blackwood, Arthur Machen o Robert W. Chambers y de algunas mitologias como la árabe, la polinesia o la sumeria.

Imagina que el mundo que conoces (o crees conocer) no es más que una farsa. Imagina que el hombre no es el único habitante inteligente del planeta, y ni mucho menos el más poderoso. Imagina que, sin saberlo, somos mero ganado, esclavos en potencia, de unos seres primigenios casi dioses que llevan aquí un tiempo indefinido, y para los cuales somos unos insectos recién llegados.
Leyendo a Lovecraft en sus relatos de "Los Mitos", adoptamos el rol de sus personajes, gente que cree conocer bien el mundo que le rodea, pero que poco a poco va descubriendo horrorizada cómo el Dios en el que cree, ese anciano bondadoso de barba blanca, es un mero producto de la imaginación humana, y que, existen dioses, si, seres superiores y más antiguos que el mismo tiempo, pero de una maldad absoluta y aterradora, que nos observan aguardando el momento de su regreso, momento en el que cambiarán para siempre la faz de la tierra, a su espantosa imagen. Es una batalla que el ser humano no puede ganar. "...Sólo notaréis su presencia en la inmundicia que generan. Sus manos ciñen vuestro cuello, pero no los veis, e incluso habitan entre vosotros... El hombre reina ahora donde ellos reinaron antaño, pero volverán a reinar donde ahora reina el hombre. Esperan, pacientes y poderosos, puesto que Ellos volverán a reinar sobre la tierra."

Pese a que Lovecraft creó a la mayor parte de los "dioses primigenios" de su terrorífico panteón cósmico, incluyendo al gran Chtulhu, nunca se refirió a su cosmogonía particular como "los mitos de Chtulhu". Ese es un término que acuñaron sus muchos seguidores y amigos, la gran mayoría escritores como él.
Lovecraft, un hombre tímido e introvertido, era, según dicen, una persona muy afable y siempre presta a responder todas las cartas de sus lectores y amigos.

El término "Mitos de Chtulhu" hace referencia a la extraña cosmogonía que inventó, y que prácticamente redefinió el género de terror a principios del siglo pasado.

Mediante el azar en algunos casos, y en otros mediando algún manuscrito antiguo, libro prohibido de fórmulas mágicas o un incunable compendio de ancestral sabiduría, sus personajes van tomando contacto con ese mundo desconocido que, según Lovecraft, nos rodeaba pero éramos incapaces de ver. De manera absolutamente verosímil, el aterrado protagonista relataba sus experiencias, las circunstancias que le llevaban a escribir ese relato ("no me cabe duda de que me tildarán de loco, pero el mundo debe conocer los espantosos horrores que nos acechan"). Con una fina psicología, Lovecraft hacía, él mismo, de abogado del diablo. Consciente de lo increíble de sus propuestas, ponía en la boca de sus personajes las mismas dudas y explicaciones que cualquiera de nosotros intentaríamos darle a esos siniestros y misteriosos acontecidos. Pero poco a poco la pavorosa verdad se iba mostrando ante nuestros ojos... hasta llegar a un clímax en el que una horrenda presencia se manifestaba, para espanto del protagonista (que solía acabar loco, muerto o algo peor).

"Los Mitos de Chtulhu" son un compendio de dioses, semidioses, seres primigenios, y espantosas criaturas, todos ellos de aspecto y naturaleza bastante desagradable, que pueblan el universo, y algunos de los cuales habitan en este mundo. Su número ha ido creciendo con los años, ya que pocos seguidores de Lovecraft (como August Derleth, Robert Bloch o Brian Lumley) se han resistido a la tentación de crear nuevos dioses y nuevas criaturas. Por ello, es casi imposible hacer una relación detallada de todos ellos, ya que se necesitaría mucho espacio para ese propósito.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Abrazos

Con la costumbre de abrazarse pueden alcanzarse muchas cosas que tal vez nunca hemos imaginado. Los terapeutas modernos dicen que entre ellas se logra ver el mundo de diferente manera, también se consigue deshacer el miedo y hasta retrasar el envejecimiento. ¡Vaya virtudes! Sin embargo, estamos inhibidos de hacerlo y, por lo tanto, todos sabemos que los abrazos hoy en día son un bien escaso y casi tabú.
La prueba de lo poco acostumbrados que estamos a asistir a un abrazo de amor es la forma de cómo hace un tiempo una información cayó como un balde de agua fría en las redacciones y entre los científicos de todo el mundo: “Arqueólogos italianos han descubierto los restos de una pareja de jóvenes sepultados hace 6000 años entrelazados en un abrazo. La persona que lideró el equipo en su excavación dijo: Debo decir que cuando los encontramos nos emocionamos mucho, es un caso extraordinario”.
Tal vez lo verdaderamente extraordinario se encuentre en la coincidencia del lugar en donde fueron encontrados esos esqueletos, la localidad italiana de Verona, donde William Shakespeare ambientó su Romeo y Julieta. Sin embargo, el interrogante que preocupa a todos es conocer la causa de que terminaran en un gran abrazo y no de otra forma. Los investigadores no recaban en qué circunstancias murieron, sino el porqué estaban acariciándose y mirándose a los ojos frente al inminente final. ¿Pero acaso, no morían abrazados los cristianos en las arenas del circo romano?, ¿no ocurría lo mismo con los judíos en los campos de la Alemania nazi, o con los desaparecidos de Argentina? Algunos pueden decir que eran perseguidos. Otros dirán “por algo será”. Algún experto sostendrá que en el Neolítico se producían sacrificios humanos. Habrá hasta quienes digan que el amor empieza por las tripas, sigue por la cabeza y termina en los abrazos. Otros filosóficamente afirmarán: “Los buenos mueren jóvenes”. También se puede pensar que detrás de ellos estaban sus necias familias de Montescos y Capuletos. Lo cierto es que el hecho se constituye en un hermoso mensaje de amor, dado que algunas veces un abrazo es todo lo que necesitamos para iluminar nuestras vidas y para permitirnos ver la realidad.
Un ejemplo tentador nos queda. Verdaderamente dan ganas de algún día poder encontrarnos con piqueteros del amor parando el tráfico de las avenidas y portando carteles que digan: “¡Abrazos gratis para quienes lo necesiten!”. Pero falta mucho tiempo para esto. Tal vez varios milenios más. Mientras tanto, los “Amantes de Valdaro”, como ya ha sido bautizada la pareja de jóvenes hallados, serán recuperados sin ser separados, y así serán exhibidos en el Museo Arqueológico Nacional de Mantua, Italia. Y es de esperar que respeten su decisión del abrazo eterno e inmortal y perdure su mensaje durante los sucesivos 6000 años.


Juan Disante

viernes, 15 de febrero de 2008

Dime dónde están las flores...

(Fragmento…)

Leer Sin novedad en el frente y escuchar a Marlene Dietrich en "Dime dónde están las flores", a todo ser sensible lo conmueve y lo mueve a creer en la paz y el abrazo entre todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Hoy, con la guerra de Bush y la cobardía de los bufones gratuitos cuentan más que nunca los versos de la canción de Marlene cuando al final de la última guerra cantaba con una tristeza llena de enorme melancolía y sed de justicia a los jóvenes que marcharon a la guerra y fueron despedidos con flores por emocionadas muchachas:

Dime dónde están las flores


Dónde finalmente quedaron,
Dime dónde están las flores
Dime lo que sucedió
Dime dónde están las flores
que las jóvenes cortaron tan rápido
¿Cuándo podremos comprenderlo?
¿Cuándo podremos comprenderlo?

Dime dónde quedaron las jóvenes
Sí, dónde quedaron
Dime dónde están las jóvenes
¿Qué es lo que sucedió?

Dime dónde están las flores
Los hombres las recogieron rápido.
¿Cuándo lo podremos comprender?
¿Cuándo lo podremos comprender?

Dime, ¿dónde están los hombres?
¿Por qué no regresaron?
¿Dime qué es lo que sucedió?
¿Dime qué es lo que pasó?

Dime dónde están los hombres
Que partieron cuando comenzó la guerra
¿Cuándo podremos comprenderlo?
¿Cuándo podremos comprenderlo?

Dime dónde están los soldados
Dime lo que les sucedió
¿Dime dónde quedaron?
¿Dime dónde quedaron?

Dime dónde han quedado
Dónde el viento sopla en sus tumbas
¿Cuándo podremos comprenderlo?
¿Cuándo podremos comprenderlo?

Dime dónde están las tumbas
Dime dónde quedaron
Dime lo que sucedió
Dime lo que les sucedió

Dime qué pasa en verano
Cuando la brisa mece las flores
¿Cuándo podremos comprender?
¿Cuándo podremos comprender?

La voz se pierde, como un poema que no tiene fin. Ya marchan nuevos soldados. Ojalá que a ellos no les cante nadie. Ni haya mujeres jóvenes que les entreguen flores. Ellos van a matar. A matar las flores, la vida. ¿Dime, cuándo podremos comprender? ¿Por qué el hombre mata, quiere matar, le pagan por matar y sigue matando? Dime, ¿cuándo podremos comprender?

Osvaldo Bayer

miércoles, 13 de febrero de 2008

Acerca de los mails

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

Después de un análisis de los contenidos de los mails que he enviado y los que he recibido asumo los siguientes compromisos a partir de la fecha:

* No enviaré mails que haya recibido sin antes evaluar si su contenido le puede interesar a quienes se los mando.
* En todos los casos escribiré en Asunto una frase que aclare el contenido. No es agradable recibir correos con el asunto en blanco. Obligan a abrirlo para saber cual es el objeto del mismo.
* No reenviaré cadenas basuras que terminen amenazando con calamidades terribles si se la corta o bienaventuranza eterna si se envía a toda la lista de direcciones. O sea, no enviaré cadenas.
* No distribuiré PowerPoints que podrían perfectamente enviarse como un simple archivo de Word o con letras que aparecen y desaparecen, con música romántica de fondo, fotos tontas, contenido lacrimógeno como para angustiarse y que además son pesadísimos (para los que no tienen banda ancha)
* Vigilaré el tamaño de los archivos que envío. A veces recibo fotos que ocupan 2 ó 3 pantallas. Con un programa de gráficos (Photoshop o similar) es posible reducir su tamaño (por ejemplo 18 cm. de ancho y proporcionalmente de alto) para que entre en una sola pantalla.
* No agregaré comentarios como “Estos chistes son buenísimos” o “Te vas a morir de risa”. No todos tenemos el mismo sentido del humor, aunque creo que la gente inteligente tiene olfato y criterio como para evaluar qué enviar y qué no.
* No reenviaré textos alarmistas (“cuidado con un nuevo virus”) o sensibleros (“mi hijo requiere una operación urgente”) sin antes verificar con la persona o institución mencionadas en su contenido (a veces aparece una dirección de mail y es posible contactar a dicha persona para confirmar si la información es verdadera) Lo he hecho varias veces y ¡siempre! me han confirmado que es falsa.
* No enviaré un mail anunciando un archivo adjunto y olvidarme de enviarlo (es un pecado venial de principiantes)
* No enviaré mails con un archivo adjunto que te envía a otro mail, y a otro y a otro..., etc. con largas listas explicitas de direcciones que son aprovechadas por algún sinvergüenza para luego enviar publicidades (spam)
* Trataré de usar mayúsculas lo menos posible. Si quiero resaltar alguna palabra trato de hacerlo con negrita. Escribir con mayúsculas significa que uno está gritando. Respetaré los signos de puntuación y si el tiempo me lo permite revisaré todo el texto antes de enviarlo.
* Cuando responda a un mail trataré de borrar toda aquella información que sea superflua (mensajes del antivirus, texto del mail que me enviaron, direcciones explícitas, publicidad, etc.)
* Cuando, después de haber tenido en cuenta todo lo anterior decido enviar a mis amigos y conocidos un mail de calidad pondré sus direcciones como copia oculta (CCO)
* Siempre contestaré los mails, ya sea para agradecer, criticar o simplemente para dar acuse de recibo. Y si me han preguntado algo o me piden cierta información la contestaré. Si no parece un diálogo de sordos.

Este es mi compromiso. Si estás de acuerdo en adoptarlo aumentaremos la calidad de los mails y disminuiremos el tráfico en la WEB.

Guillermo

sábado, 9 de febrero de 2008

Si me permiten hablar…

“El enemigo principal, ¿cuál es? ¿La dictadura militar? ¿La burguesía boliviana? ¿El imperialismo? No, compañeros. Yo quiero decirles estito: nuestro enemigo principal es el miedo. Lo tenemos adentro”
Testimonio de Domitila, una mujer de las minas de Bolivia

Si me permiten hablar…" demandó Domitila Barrios de Chungara en la Tribuna del Año Internacional de la Mujer, organizada por la ONU y realizada en México en 1975.

Pidió la palabra y no se la dieron, entonces se levantó de su asiento y alegó: "Perdonen ustedes que esta Tribuna la convierta en un mercado. Pero fui mencionada y tengo que defenderme. Miren que he sido invitada a la Tribuna para hablar sobre los derechos de la mujer…" y mientras seguía exponiendo sus ideas, se acercó a ella la presidenta de la delegación mexicana y le dijo: -"Hablaremos de nosotras, señora… Nosotras somos mujeres. Mire, señora, olvídese usted del sufrimiento de su pueblo. Por un momento, olvídese de las masacres. Ya hemos hablado bastante de esto. Ya la hemos escuchado bastante. Hablaremos de nosotras… de usted y de mí… de la mujer, pues". Entonces Domitila, la mujer de las minas de Bolivia le contestó: -"Muy bien, hablaremos de las dos. Pero, si me permite, voy a empezar. Señora, hace una semana que yo la conozco a usted. Cada mañana usted llega con un traje diferente; y sin embargo, yo no. Cada día llega usted pintada y peinada como quien tiene tiempo de pasar en una peluquería bien elegante y puede gastar buena plata en eso; y, sin embargo, yo no. Yo veo que usted tiene cada tarde un chofer en un carro esperándola a la puerta de este local para recogerla a su casa; y, sin embargo, yo no. Y para presentarse aquí como se presenta, estoy segura de que usted vive en una vivienda bien elegante, en un barrio también elegante, ¿no? Y, sin embargo, nosotras las mujeres de los mineros, tenemos solamente una pequeña vivienda prestada y cuando se muere nuestro esposo o se enferma o lo retiran de la empresa, tenemos noventa días para abandonar la vivienda y estamos en la calle. Ahora, señora, dígame; ¿tiene usted algo semejante a mi situación? ¿Tengo yo algo semejante a su situación de usted? Entonces, ¿de qué igualdad vamos a hablar entre nosotras? ¿Si usted y yo no nos parecemos, si usted y yo somos tan diferentes? Nosotras no podemos, en este momento, ser iguales, aun como mujeres, ¿no le parece?…"

En aquel momento, se acercó otra mexicana y le dijo: -"Oiga usted: ¿Qué quiere? Ella aquí es la líder de una delegación de México y tiene la preferencia. Además, nosotras aquí hemos sido muy benevolentes con usted, la hemos escuchado por la radio, por la televisión, por la prensa, en la Tribuna. Yo me he cansado de aplaudirle".

Domitila le respondió: -"Oiga, señora ¿y quién le ha pedido sus aplausos a usted? Si con eso se resolvieran los problemas, manos no tuviera yo para aplaudir y no hubiera venido desde Bolivia a México, dejando a mis hijos, para hablar aquí de nuestros problemas. Guárdese sus aplausos para usted, porque yo he recibido los más hermosos de mi vida y ésos han sido los de las manos callosas de los mineros."

miércoles, 6 de febrero de 2008

Las Malas Palabras

Roberto Fontanarrosa es saludado amablemente por el Presidente de la Real Academia Española, Victor García de la Concha (uy, una mala palabra!!!).
Ponencia presentada en el III Congreso Internacional de la Lengua Castellana, que se realizó en Rosario, Argentina, en 2004.

No sé que tiene que ver con lo de la internacionalización, que, aparte, ahora que pienso, ese título lo habrán puesto para decir que una persona que logra decir correctamente in-ter-na-cio-na-li-za-ción es capaz de ponerse en un escenario y hablar algo —porque es como un test que han hecho—. Algo tendrá que ver el tema, éste, el de la malas palabras, por ejemplo, con éste, como el que decía el amigo Escribano (José Claudio Escribano). Se nota que es tan polémica esta mesa que es la única a la que le han asignado "escribano" para que se controle todo lo que se dice en ella. Es un aporte real en cuanto al intercambio. Me ha tocado vivir, cuando he tenido que acompañar a la Selección Argentina a partidos (de fútbol) en Latinoamérica. El intercambio que hay en esos casos de este lenguaje es de una riqueza notable; es más, en Paraguay nos decían "come gatos" que es, estrictamente para los rosarinos, "un rosarinismo". Un Congreso de la Lengua es, más que todo, para plantearse preguntas. Yo, como casi siempre hablo desde el desconocimiento, me pregunto por qué son malas las malas palabras, quién las define como tal. ¿Quién y por qué? ¿Quién dice qué tienen las malas palabras? ¿O es que acaso les pegan las malas palabras a las buenas? ¿Son malas porque son de mala calidad? ¿O sea que cuando uno las pronuncia se deterioran? ¿O, cuando uno las utiliza, tienen actitudes reñidas con la moral? Obviamente, no se quién las define como malas palabras. Tal vez sean (ellas) como esos villanos de viejas películas —como las que nosotros veíamos—, que en un principio eran buenos, pero que al final la sociedad los hizo malos. Tal vez nosotros, al marginarlas, las hemos derivado en palabras malas. Lo que yo pienso es que brindan otros matices, muchas de ellas. Yo soy fundamentalmente dibujante, con lo que uno se preguntará: ¿qué hace ese muchacho arriba del escenario? Manejo muy mal el color, por ejemplo, pero a través de eso sé que cuanto más matices tenga uno, más puede defenderse, para expresarse, para transmitir, para graficar algo; entonces: hay palabras, palabras de las denominadas malas palabras que son irremplazables, por sonoridad, por fuerza, algunas incluso por contextura física de la palabra. No es lo mismo decir que una persona es tonta o zonza que decir que es un pelotudo. Tonto puede incluso incluir un problema de disminución neurológica realmente agresivo. El secreto de la palabra pelotudo, ya universalizada —no sé si está en el diccionario de dudas—, está en que también puede hacer referencia a algo que tiene pelotas. Puede hacer referencia a algo que tiene pelotas, que puede ser un utilero de fútbol que es un pelotudo porque traslada las pelotas; pero lo que digo, el secreto, la fuerza, está en la letra t. Analicémoslo —anoten las maestras—: está en la letra t, puesto que no es lo mismo decir zonzo que decir peloTudo. Otra cosa, hay una palabra maravillosa que en otros países está exenta de culpa —esa es otra particularidad, porque todos los países tienen malas palabras pero se ve que las leyes de algunos países protegen y en otros no—, hay una palabra maravillosa, decía, que es carajo. Yo tendría que recurrir a mi amigo y conocedor, Arturo Pérez Reverte, conocedor en cuanto a la navegación, porque tengo entendido que el carajo era el lugar donde se colocaba el vigía, en lo alto de los mástiles de los barcos para divisar tierra o lo que fuere; entonces mandar a una persona al carajo era estrictamente eso, mandarlo ahí arriba. Amigos mexicanos con los que estuve cenando anoche me estuvieron enseñando una cantidad de malas palabras mexicanas. Ahora que lo pienso creo que me estaban insultando porque se suscitó un problema con la cuenta a la hora de pagar. Me explicaban que las islas Carajo son unas islas que están en el océano Indico. En España, el carajillo es el café con coñac y acá apareció como mala palabra, al punto que se llega a los eufemismos, se decía caracho; es de una debilidad absoluta y de una hipocresía... ¿no? A veces hay periódicos que ponen: "El senador Fulano de Tal envío a la m... a su par". La triste función de esos puntos suspensivos, realmente el papel absurdo que están haciendo ahí, merecería también una discusión acá, en el Congreso de la Lengua. Voy a ir cerrando. Hay otra palabra que quiero apuntar que creo es fundamental en el idioma castellano, que es la palabra "mierda", que también es irremplazable. El secreto de la contextura física está en la R —anoten las docentes—, porque es mucho más débil como la dicen los cubanos: mieLda, que suena a chino, y eso —yo creo que ahí está la base de los problemas que ha tenido la Revolución cubana—, le quita posibilidades de expresividad. Voy cerrando, después de este aporte medular que he hecho al lenguaje y al Congreso. Lo que yo pido es que atendamos a esta condición terapéutica de las malas palabras. Mi psicoanalista dice que es imprescindible para descargarse, para dejar de lado el estrés y todo ese tipo de cosas. Lo único que yo pediría (no quiero hacer una teoría) es reconsiderar la situación de estas palabras. Pido una amnistía para la mayoría de ellas. Vivamos una Navidad sin malas palabras e integrémoslas al lenguaje, que las vamos a necesitar.

Roberto Fontanarrosa

lunes, 4 de febrero de 2008

Citas de J. L. Borges

¿Quién soy? Estoy tratando de averiguarlo.

La duda es uno de los nombres de la inteligencia.

En mi país se pasan quince minutos diciendo que no hace falta presentarme y diciendo que van a ser breves en la presentación; y así pueden estar una hora sin haberme presentado.

Yo siempre seré el futuro Nóbel. Debe ser una tradición escandinava.

No sé si la instrucción puede salvarnos, pero no sé de nada mejor.

La Universidad debiera insistirnos en lo antiguo y en lo ajeno. Si insiste en lo propio y lo contemporáneo, la Universidad es inútil, porque está ampliando una función que ya cumple la prensa.

Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído.

Quizá haya enemigos de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato, puedo ser también enemigo de mis opiniones.

Yo creo que de todos los géneros quizá el policial sea el más artificial, porque en verdad los crímenes no se resuelven por razonamientos, sino por delaciones.

Para el argentino, la amistad es una pasión y la policía una mafia.

Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuese admirable.

Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en el que el hombre sabe para siempre quién es.

Yo nunca busco temas, dejo que los temas me busquen y yo los eludo, pero si el tema insiste, yo me resigno y escribo.

Publicamos nuestros libros para librarnos de ellos, para no pasar el resto de nuestras vidas corrigiendo borradores.